Pasé mi vida entre andenes.

Pasé mi vida entre andenes.

20 ene 2013

Amanezco, que no es poco.

Desaparecí de lo cierto, a pesar de las hostias que recibí por escribir, para sentir. Intenté que fluyeran mis palabras por tus acordes y caí, como tantos que se fueron.
Soñé que todo era un cuento, y amanezco, que no es poco tras pesadillas que volvieron después de todo este tiempo ocultándolas, mientras cantas sin contar las horas que nos robó el tiempo.
Supongo que es demasiado fácil reír por no llorar, aguantar a las personas que te dan falsas esperanzas con un "volveré, quizá", pero sentí demasiadas puñaladas con hielo en mi cama, mientras la sangre de mis lágrimas corría por la almohada, al menos ella me entendía, una vez más sin contar que ya no estás.
Ojalá fuese capaz de olvidarme por un minuto del mundo, para escribir y gastar tinta a costa de todos los que estáis ahí fuera. Busco respuestas sin preguntas y tengo demasiadas preguntas sin respuestas, busco puntos y aparte que nunca me dieron la espalda, busco promesas que no se esfumen y lágrimas de verdad. Aquí, más de uno vive sin pensar en un final, como animales salvajes, ¿para qué, para olvidar? Estoy cansada de decir que arrepentirse no vale de nada, que las palabras se pierden por el camino. Si ya te has ido no vuelvas, dijiste que nunca te irías y, ya ves, ya no estás, cómo pasa el tiempo, desconocido de nuestra historia, y quién sabe, tal vez desaparezca y no me volváis a ver por esta tierra, por este papel que se me atraganta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario